Hay algunos, que vienen como si fueran invitados. Llegan, se sientan. Suelen ser buenos comensales y distinguir lo que es bueno de lo que no. De forma simpática dialogan con cada uno, se presentan a sí mismos y sus vidas tienen lucecitas de colores. Son lindos, se saben mover. Disfrutan y son algo desordenados. A veces, les cuesta encontrar su lugar.
Hay otros, que reciben invitados. Todo el tiempo. Siempre están viendo pasar, entrar y salir gente. Sus casas están acomodadas, la mesa siempre bien puesta y las sillas llenas. Nunca solos, su seguridad invita a vivir a ser feliz. De noble corazón y pocas palabras, sus movimientos son pocos pero acertados.
Hay otros, que reciben invitados. Todo el tiempo. Siempre están viendo pasar, entrar y salir gente. Sus casas están acomodadas, la mesa siempre bien puesta y las sillas llenas. Nunca solos, su seguridad invita a vivir a ser feliz. De noble corazón y pocas palabras, sus movimientos son pocos pero acertados.
Si a los primeros les decimos nómades, a los segundos sedentarios.
Si a los primeros les decimos picaflores, a los segundos perros fieles.
Si a los primeros les envidiamos su simpatía, a los segundos su organización.
Si de los primeros admiramos su miles de luces, formas y colores, de los segundos su constancia, tolerancia y firmeza.
A mí me tocó ser un poco de los dos. A veces soy invitada; otras anfitriona. Hay días en este gran pesebre que es el mundo soy el niñito Jesús que llega para quedarse y salvarnos y también hay días en que soy el pastor de paso o el rey mago negro que va siguiendo una estrella fugaz.
De las dos formas estoy bien.
Si a los primeros les decimos picaflores, a los segundos perros fieles.
Si a los primeros les envidiamos su simpatía, a los segundos su organización.
Si de los primeros admiramos su miles de luces, formas y colores, de los segundos su constancia, tolerancia y firmeza.
A mí me tocó ser un poco de los dos. A veces soy invitada; otras anfitriona. Hay días en este gran pesebre que es el mundo soy el niñito Jesús que llega para quedarse y salvarnos y también hay días en que soy el pastor de paso o el rey mago negro que va siguiendo una estrella fugaz.
De las dos formas estoy bien.
Pero a veces pasa, que no soy de los unos ni de los otros. A veces pasa que el corazón lleva la batuta y mis sentimientos acampan en la vereda de una casa donde alguien se mueve de la cocina al dormitorio pasando por el living, haciendo música, bailando y cantando, hablando en miles de lenguas. A veces pasa que el corazón lleva la batuta y mis sentimientos acampan en la vereda de una casa de la que, ya me di cuenta, no va a salir nadie.
Esas veces no estoy bien, más bien estoy bastante mal.
4 comentarios:
juro que describistes algo que me pasa, como nunca ni yo pude hacerlo. Como si me conocieras. Son las palabras que nunca encontre para explicarle a mi vieja algunas cosas que porahi no entiende, y yo tengo la esperanza que en el fondo le encanta, ya que cuando era chico como uno de "los segundos" hasta muy avanzada mi edad, y genere algo de expectativas, pero me pase a "los primeros" y aveces siento que esta decepcionada.
Lo copie se lo mande a su mail, y abajo le puse: "www.desdelapanza.blogspot..." lo que sigue me lo guardo.
piensen como se expresaba esto unos años atras?
aveces que naci en la epoca equivocada.
Ah muchas gracias y perdon lo largo.
alguien que conocí decía: "vos poné los pies sobre la tierra que la cabeza se acomoda sola"; y yo siempre me preguntaba: "¿y el corazón dónde queda? ¿Los sentimientos están en la cabeza o en el corazón? ¿se acomodan solos también?"
Es que la psicología genera estas dudas, y sentirse a veces des-a-morado también.
ah, abro un paréntesis:
(son tan genias tan genias macanudas, cómo las quiero...)
cierro paréntesis.
los segundos, una reunión de melómanos anónimos.
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