8.27.2008

vanidad

En una ciudad demasiado grande como para que dos personas puedan comprenderse, alguien juega a entender todo y hasta lo más efímero con la simpleza más simple: las ganas de ser sincero.
En esa ciudad se habla de comprender y no de conocer, porque conocer conoce cualquiera, pero comprender comprenden algunos…
Es como la diferencia entre ver y mirar. Para mí ver es verte “así nomás” y si te digo que “miré” es porque pude encontrar algo nuevo que ayuda a darme cuenta que en una ciudad demasiado grande podemos comprender(nos).
No son exigencias, no son autoexigencias. Tal vez sea esa necesidad de achicar el mundo para que las distancias se vuelvan más cortas y con un paso sea suficiente para acercarnos, comprendernos y mirarnos.

En una ciudad demasiado grande como para que dos personas puedan respirar en un mismo espacio alguien inhala el aire de los suspiros de otro, para al segundo exhalar felicidad y la simple necesidad de respirar puede ser suficiente para que el ciclo se repita de por vida.
En esa ciudad las necesidades abundan, necesitamos respirar, necesitamos comer, enamorarnos, dormir, caminar, trabajar, cantar.
Necesitamos consumir y producir textos sin iniciales en mayúscula y con signos de puntuación mal usados, porque a veces hace falta desacomodar las ideas y dejarlas así bien desordenadas.

En una ciudad demasiado grande como para que dos personas logren encontrarse, alguien te sorprende regalando canciones, empapándote en jugo de pera, soltando palabras muy libres.

Estaba pensando que en esta ciudad tan grande, lo efímero de las relaciones pude llevarnos a que la vanidad sea la reina de las ganas de todo. Ahí donde la inmensidad se hace chiquita y lo mínimo se vuelve indispensable.
Ahí, en algúnlado…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

no tengo dudas de que lo mínimo (y lo simple) siempre es indispensable. sobre todo en una ciudad demasiado grande donde a veces (o últimamente) me encuentro tararareando una canción...en algúnlado
un beso. (mejor varios)

puchi dijo...

Me impresiona la conexión de este texto con lo que siento-

De hecho, el espacio y su infinidad me agobian útimamente, por lo que ayer he públicado el éxodo, y me despido de escribir en el ciber espacio por un tiempo...

No quería dejar de contarselos ya que son tan protagonistas de mi panza como yo misma.

Igual, para ustedes no es adios sino hasta luego

Por acá pienso seguir vistandolas siempre!!!!!!

asi que, hasta luego*****

[hasta el domingo]

Azulejo dijo...

la ciudad no es una, son tantas. la ciudad cuando sonrío y me tomo un té de nostalgia, la ciudad cuando gesticulo y me lavo la cara con el agua de lluvia, la ciudad cuando amanezco y a mi izquierda duerme la mujer equivocada, la ciudad donde a veces la sensación de desencuentro no es más que un bálsamo poético, la ciudad de las lámparas que hacen mal contacto, la ciudad de las esquinas de adolescentes y sus cumplemeses. cualquier ciudad menos ésta.

Anónimo dijo...

Lo tengo que leer dos veces, porque no me es fácil comprenderlo.

Ver -más bien mirar- las cosas simples de la vida, es dificil, masbiencomplejo.

Pero por suerte, esta Lu, que me obliga a disfrutar detalles, y me enseña que a pesar que es tan redonda la ciudad, no nos caemos las dos.

Buena suerte y hasta luego

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