No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
“Ajedrez” J. L. Borges
“Ajedrez” J. L. Borges
Planificar.
Planificar debe ser uno de esos instintos humanos
(Amarás, crecerás..planificarás)
Vivimos inventando cronogramas, en un intento de estructurar algo de esas vidas escurridizas.
Esas, nuestras vidas, que le escapan al tiempo y le tienen miedo a la finitud.
Desde los principios de la humanidad, el reloj, intentando ordenar el tiempo, ese correr infinito, pero tan finito a la vez.
Y ahora nosotros reiteramos esa búsqueda de alcanzar lo inalcanzable.
Renegamos la impotencia. Y nos creemos dueños de nuestras horas.
Pero no.
Maquillá, disfrazá, coloreá con horarios de trabajo y proyectos a futuro.
Después de todo, las ilusiones son las que nos permite estar vivos.