4.27.2013

D I S T A N C I A


Caminábamos como soldados en el patio de la escuela.  A veces jugábamos con mi compañera de adelante a hacernos cosquillas. Nos aburría y nos parecía extraño, hasta gracioso, que nos ordenen como animales, éramos tan solo niños.  Pero la maestra  se enojaba de nuestra risa, y ahí nos quedábamos, quietecitas y en silencio. Todavía creía en la autoridad y en sus gritos.

Caminábamos como soldados en el patio de la escuela. Era época de disfrutar la navidad, no tanto por el vitel toné , sino por la ansiedad casi insoportable que comenzaba con la llegada del primer invitado y se calmaba recién con la apertura del primer paquete.

Caminábamos como soldados en el patio de la escuela. Teniendo miedo  a la rejilla de la bañadera, después de ver esa película, una y mil veces mas,  aunque me diera tanto miedo. Y los ladrones entrando a mi cuarto en medio de la noche (ese todavía lo conservo). Ah, y a las muñecas de porcelana, sentadas en la repisa de enfrente de mi cama.

Caminábamos como soldados en el patio de la escuela. Sin saber que los padres no eran tan increíbles como después descubriríamos; ignorando las desaventuras pasadas de nuestro país  y pensando que el Pumper Nick alcanzaría la eternidad.  

Caminábamos como soldados en el patio de la escuela, sin entender tantas cosas... Pero sabiendo que caminar como soldados en la escuela era algo extraño. Hasta gracioso.

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